Propiedades útiles de la alcachofa de Jerusalén.

Lo más probable es que cada uno de nosotros haya notado un tubérculo en las tiendas de verduras que parece una papa: la alcachofa de Jerusalén. Y aunque se le llama pera subterránea, alcachofa de Jerusalén, raíz del sol o girasol silvestre, en cuanto a lazos familiares está más emparentado con el girasol, ya que pertenece a la familia de las Asteráceas y la planta de la alcachofa de Jerusalén puede alcanzar una altura de 2 -4 metros. El valor de esta planta radica en sus tubérculos, que se pueden comer, pues este tubérculo es muy saludable.
Las propiedades beneficiosas de la alcachofa de Jerusalén no son conocidas por todos, pero, sin embargo, la pera de barro es rica en vitaminas C y B, hierro, magnesio, zinc, potasio, calcio, sodio, cobre, fósforo y silicio. La alcachofa de Jerusalén también contiene polisacáridos, lo que explica su sabor dulzón, así como una gran cantidad de fibra dietética.
A partir del tubérculo se pueden preparar una gran cantidad de platos: sopas, ensaladas, tubérculos fritos, tortitas de alcachofa de Jerusalén. Después del tratamiento térmico, la alcachofa de Jerusalén tiene un sabor muy parecido al de las patatas.
Las propiedades beneficiosas de la alcachofa de Jerusalén tienen un efecto bastante beneficioso sobre el cuerpo humano, en particular sobre el funcionamiento del sistema cardiovascular, es un excelente diurético y laxante, se utiliza para la hipertensión, arritmia, acidez de estómago, anemia, úlceras, gastritis y incluso enfermedades coronarias.
La alcachofa de Jerusalén está muy extendida no solo en la medicina popular, sino también en la cosmetología, porque este tubérculo se adapta bien a las arrugas profundas, por lo que una mascarilla hecha con este tubérculo se considera el mejor remedio para la elasticidad y frescura de la piel.