Cuidando el ajo

Para que crezcan buenas cabezas de ajo, es necesario crear las condiciones necesarias para esta planta. En primer lugar, cuidar el ajo pasa por elegir el lugar adecuado para plantarlo, debe ser lo más soleado posible, sin sombra. Y en segundo lugar, esta planta, como el aire, necesita un riego bueno y frecuente, solo en tales condiciones el ajo crecerá lo más grande y jugoso posible. Planta el ajo donde te convenga regarlo y donde la sombra de los árboles no le bloquee el sol.

El ajo se suele plantar a finales de otoño (este es el llamado ajo de invierno). No le teme a las heladas, pero es necesario asegurarse de que la cama esté cubierta con una gruesa capa de nieve o bien cubierta con hojas de otoño.

En las variedades que producen flechas en junio, hay que cortarlas. Esto se hace para aumentar la productividad de la planta. El recorte de la flecha se realiza cuando su altura alcanza los 5-8 cm, esto debe hacerse con cuidado, utilizando tijeras de podar, para no dañar la planta.

Para evitar que las cabezas de ajo se pudran en el suelo, hay que tener cuidado de que el agua no se estanque en el suelo, es decir, no permitir que se encharquen ni se desborden. Es mejor regar con frecuencia, pero poco a poco, eligiendo para ello el horario de la mañana y el de la tarde. Unas semanas antes de la cosecha, deje de regar por completo.

Para que el ajo sea lo más aromático, jugoso posible y pueda conservarse durante más tiempo, es importante cosecharlo correctamente y a tiempo. Para determinar el grado de maduración de las cabezas, queme la tierra y examine cuidadosamente el ajo. En el ajo maduro, se pueden ver escamas densas y bien ajustadas.