Rábano chino, ¿qué sabes sobre él?

No muchos jardineros conocen una verdura como el lobo o el rábano chino. El lobo es muy común en los países asiáticos, también se cultiva en el Lejano Oriente, pero en la zona central de nuestra patria pocos han oído hablar del rábano chino.

En cuanto al sabor, el lobo es más tierno que el rábano común. Los frutos de esta cultura asiática contienen muchas vitaminas, microelementos, carbohidratos, proteínas, sales minerales como magnesio, potasio, fósforo, yodo, hierro, sodio. El consumo regular de rábano chino es muy bueno para la salud, ya que mejora el metabolismo y ayuda a eliminar el colesterol, las sales y las toxinas del organismo.

El rábano chino tiene frutos bastante grandes que pueden ser ovalados, redondos o cilíndricos. Es un placer cultivarla, ya que la planta no tiene pretensiones. Las semillas de este rábano germinan a una temperatura de más 4 grados y los tubérculos crecen bien a una temperatura de 18 grados.

Para cultivar frutos de buena calidad, debes saber que el rábano chino debe plantarse en la segunda mitad del verano y no a principios de la primavera, como muchos cultivos de jardín. En la zona media, el período más favorable para la siembra de lobo es a principios de julio, en las regiones del sur la siembra se puede realizar hasta finales de septiembre. Al rábano chino le encanta la humedad y es exigente en cuanto a riego, especialmente cuando los cultivos de raíces comienzan a crecer rápidamente. Si el suelo no se humedece lo suficiente, los tubérculos se volverán amargos e insípidos.

A Lobo le encantan los suelos fértiles, que están llenos de materia orgánica, pero no se debe añadir estiércol a suelos ligeros, ya que hará que los frutos se vuelvan insípidos.

Variedades populares de rábano chino:

• Margelánskaya;
• Severianka;
• Brillo;
• Colmillo de elefante;
• Anillo rosa.