Plantar tomates en campo abierto: consejos para jardineros

El tomate es una verdura caprichosa, le encanta el calor y la luz, y no es amigable con el viento y el exceso de humedad. Por eso, en nuestro jardín las mejores zonas están destinadas a ello. Y conseguir una cosecha en campo abierto, sujeto a algunas condiciones simples, no es una tarea tan difícil.
Los tomates se plantan en campo abierto en una época en la que no hay heladas nocturnas. Esto suele ocurrir a partir de la segunda década de mayo. Elija un lugar soleado y a sotavento. Es mejor preparar el suelo una semana antes de plantar: trátelo con sulfato de cobre, desentierre y aplique fertilizante. Solo después de eso, plante las plántulas en agujeros prefabricados, regados con agua tibia. La profundidad del hoyo dependerá de la altura de las plántulas, pero solo se debe profundizar la maceta de tierra. Y al cabo de 2 semanas se aporca el tomate hasta unos 12 cm.
Debes cuidar inmediatamente las clavijas de tomate. El riego se realiza a los 10 días, después de que las plantas hayan echado raíces un poco. Es recomendable hacerlo con una solución de permanganato potásico (2 g/10 l de agua) para evitar la infección por tizón tardío.
Vale la pena señalar que plantar tomates en campo abierto es un proceso bastante estresante para las plantas. Por eso algunos de ellos están empezando a desvanecerse. A menudo se trata de ejemplares que no recibieron suficiente luz solar. No hay nada terrible en tal fenómeno. En 2-3 semanas, estos tomates lucirán sanos y, con el cuidado adecuado, te deleitarán con una buena cosecha.